
De primavera y otros amores
Por Katya López
El invierno nos dijo adiós como es de costumbre con un último soplo de aire invernal, el guayacán y la jacaranda en Guadalajara comenzaron a prepararse para regalarnos un espectáculo de bienvenida primaveral, al mostrarnos su frondosidad nos alegró la vista y el corazón, nos hizo recordar la dicha de vivir, es como si el amor se hubiese descongelado después de una temporada helada.
Parece que fue ayer cuando las primeras hojas cayeron sobre mi hombro dándome un “¡Hola, estamos de nuevo aquí!”, al sentir la calidez de su llegada no pude evitar aflorar mis sentimientos, así como lo hacen ellas al abrirse tan alegre… Si tan sólo supieran que con su presencia renace el amor, se quedarían el año entero.
Es inevitable ese sentimiento de paz que transmiten al estar ahí tan felices y sonrientes, tan elegantes y tranquilas. Bendita sea la primavera que nos regala de su presencia y poderles admirar por cada calle saludándonos al amanecer.
Invierno perpetuo
Por Alejandra Maraveles
El calendario marcaba el 21 de marzo, desde hacía años que se había quedado ese día estático. Esa primavera había entrado con retoños de flores, árboles relucientes y trinos de pájaros. El calor había llegado, pero mi corazón estaba frío. La lluvia se había estancado en mi memoria. Las estaciones ya no seguían su ciclo natural. La calidez que llegaba con el cambio estacional, jamás volvería a entrar en mi vida. La soledad era mi nueva compañera y un sólo pensamiento inundaba mi mente “¿A quién se le ocurría morir cuando la primavera nacía?”
Una cálida melancolía
Por Missael Mireles
La primavera siempre ha sido mi temporada preferida: recuerdo con cariño las tradiciones de cuaresma y el intenso calor que a muchos nos aquejaba.
Fue en una fecha de esa estación cuando morí, y aún desde la oscuridad de mi sepulcro, pienso en esos cálidos días con una nostalgia que me hace sentir vivo.
Una flor nueva
Por Emmanuel Ochoa
Invierno era mi época favorita, ¿recuerdas? Era cuando empezaba el frío, cuando los vientos refrescaban. La nieve caía sobre la casa y me ayudabas a construir muñecos de nieve. Cada que iba a salir al parque, corrías para ponerme mi bufanda, orejeras y un abrigo grande. “Tienes que cuidarte mucho del frío”, decías. Yo sonreía.
Las hojas pintadas de los árboles se enterraban debajo de la pulcra nieve. Mis huellas eran seguidas de las tuyas, persiguiéndome. Después, volvíamos a casa. Terminábamos de adornar el árbol de plástico que teníamos. Luego, llegaba la Navidad. Un solo juguete alcazabas a comprarme. Ahora sé cuánto costaba con tu sueldo. Cuán valiosos son hoy en día.
Que llegara la primavera, significaba el final de la época de nuestras vacaciones, de los chocolates calientes mientras bebíamos chocolate caliente; de las guerras con bola de nieve; de los cuentos navideños que me contabas antes de dormir; la primavera implicaba el derretimiento de tantas cosas.
Me entristecía este final. Llegaba el sol, llegaba el calor. Llegaban las clases y tu trabajo. Había que esperar un año más.
“Mira el lado bueno”, me decías con una caricia en la mejilla. “Ahora nacerán todas las flores debajo de la nieve”.
Y es verdad. ¿Puedes ver esto? La nieve se está derritiendo. Tu nombre aparece visible en la lápida. Y una flor rosada empieza a surgir.
Vampiro en primavera
Por Nicte G. Yuen
21 de marzo de 2023
El vampiro había esperado el solsticio de primavera durante trescientos sesenta y cinco días, dormitando entre las sombras de su ataúd. Fueron aquellos meses los elegidos para tomar un descanso del mundo moderno, del tráfico, los celulares y esos absurdos vídeos de TikTok. Y es que estaba tan asqueado de la pandemia, las vacunas y la histeria colectiva, que había preferido padecer hambre. Y mientras las semanas y el polvo se fueron acumulando sobre su propio cuerpo, la sed de sangre se potenció. Mataría, apenas el sol diera paso a la luna; mataría…