Refugio

Imagen Pexels

Por Missael Mireles

Era una especie de oscuridad creciente, densa, aparentemente impenetrable. Me recordaba a esas noches ausentes de calma y descanso, cuyas presencias fueron opacadas por el martirio y el miedo. Un cementerio, era lo único que podía imaginar. Un panteón poseído por aquella negrura espesa, donde apenas era capaz de distinguir las siluetas de tumbas y mausoleos recalcadas de forma sutil en la penumbra. Mas no eran sepulcros desconocidos para mí, tenían nombre, cada uno de ellos: Desesperación, Incertidumbre, Temor, Enojo, Rabia, Desesperanza, Pánico…
Si, conocía todos los nombres grabados en todas y cada una de dichas sepulturas. Yo sabía que era capaz de encontrar una vía de escape de ese escenario dantesco, no obstante, ignoraba cómo encontrarla. Ahí, pude escuchar una tenebrosa sinfonía emitida en conjunto por Desesperanza y Desesperación. Para mí, resultaba en una especie de burla, o de metafórica flagelación.
¿Cuál era mi escapatoria? Lo dudaba, y el canto de las tumbas reforzaba esa cuestión, volviendo mis pensamientos carentes de claridad, tornándolos en una neblina cuya densidad se asemejaba a aquella oscura a mi alrededor. Densa e impenetrable. Me abrí camino entre las tumbas, siendo acosado por la inquietante melodía, depredador y verdugo de mis oídos. Deseé que mi cuerpo dejara de responder. No ser capaz de seguir avanzando en ese oscuro espacio. Fue ahí cuando la voz de Incertidumbre resonó con cruel ímpetu. Observé desesperadamente a mi alrededor, en todas direcciones; oscuridad, tinieblas, el cielo estrellado que se imponía sobre mí como un manto infinito… y la Luna. Igual de imponente, aunque exenta de crueldad. Un tenue resplandor pálido, el cual no supe cómo lo pude haber ignorado. La melodía siniestra no cesaba, pero la tortura proveniente de ésta perdió fuerza. La Luna me sonrió, me abrazó, otorgándome su poderosa protección…
Mi imaginación se detuvo ahí. El escenario aterrador se disipó como el humo de un cigarro. Aquel oscuro cementerio tenía nombre: Mi Mente. La crueldad de las voces y la sinfonía emitida por las tumbas y mausoleos, la tortura provocada por dicha orquesta espectral era el martirio proveniente de un mal e injusto juicio emitido hacia mí mismo. La Luna que se alzaba en el manto de estrellas era tan sólo un disfraz.
La música, la lluvia, los momentos abundantes de paz otorgados por mi propia compañía, las sonrisas de mi familia, todo aquello que yo llamaba hogar. De esa forma, la Luna me reveló su verdadera identidad. Entonces comprendí. Mi refugio aguardaba dentro de mí. Fue cuando pude percibirlo con la misma claridad de quien aprecia un manantial. Mi cementerio se transformó en refugio. Me susurró su nombre: Plenitud.


***

Biografía

Egresado de la Lic. en Comunicación y Artes Audiovisuales (ITESO) y de la Sociedad General de Escritores Mexicanos (SOGEM) en Guadalajara, por la cual obtuvo el Diploma en Creación Literaria en diciembre de 2016. Ha publicado en las ediciones X y XI (2013 y 2014) de la colección Caleidoscopio de la SOGEM, así como también en la tercera edición del libro de poesía Entre Tintas…Tinto, ambos presentados en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Fue finalista del IV Concurso de Cuento y Poesía “Luvina Joven” de la Universidad de Guadalajara, y del Certamen de Poesía Juvenil de la Preparatoria #10 (UDG). Actualmente forma parte del colectivo Literoblastos, con quienes ha publicado las siguientes antologías: Narraciones Destiladas de Origen y Extinción, y Narraciones Destiladas: Bestiario.