Sueños

Por J. R. Borcoar

(Autor Invitado)

Había una vez una niña que no podía soñar porque no podía dormir. Cada noche cuando todos en la ciudad estaban bajo los brazos de Morfeo, ella mantenía sus ojitos abiertos. No entendía por qué su descanso se le negaba. Por la mañana, en lugar de levantarse e ir a la escuela, la niña dormía.

Al igual que todos los niños, a ella le gustaba soñar. Así que mientras dormía por las mañanas buscó el significado del porqué ella era diferente, por qué debía cerrar sus ojos con el sol y no con la luna. Entre sueños oyó que Nanahuatzin le hablaba. Si, Nanahuatzin, aquel Dios Maya que se sacrificó en la hoguera para convertirse en sol, le dijo:

–Hola. ¿Quieres saber por qué no duermes? 

–Claro que quiero saber, dime.

–¿Tú lo sabes? –con su gran sabiduría el sol contestó –Te digo, si no duermes es porque Tecuciztécatl, que de seguro conoces como luna, está enamorado de ti. Su egoísmo te quiere despierta para contemplarte. Te diré qué harás para engañarlo. Hazle pensar que estamos enamorados y que cada día tú y yo nos encontramos en tus sueños. Díselo. 

La niña siguió el consejo y por la noche, cuando no pudo dormir volteó a la luna y le dijo:

–Tecuciztécatl, sé que estás enamorado de mí, pero yo no puedo corresponderte, al no dormir en las noches, lo hago por las mañanas y me encuentro a Nanahuatzin en mis sueños. Soy tan feliz que agradezco no poder conciliar el sueño. 

Tecuciztécatl se sorprendió al darse cuenta que si dejaba dormir a la niña por las noches, en lugar de contemplarla, ella podría verlo en sus sueños y enamorarse de él.

Desde entonces la niña duerme plácidamente, como cualquier niño. Sin embargo, en sus fantasías no se encuentra a Tecuciztécatl, sino a Nanahuatzin, el dios sol, ése que sin importar la hora en que dormía, lo soñaba. Ambos dioses se enamoraron

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J.R. Borcoar es un habitante de la frontera norte en México que disfruta de las minificciones y novelas río. Entre los autores que disfruta se encuentran Roberto Bolaño, Jorge Luis Borges, Haruki Murakami, Michel Houllebecq y Etgar Keret.