
Por Alejandra Maraveles.
He vuelto a llegar tarde, el reloj marca las 8:30, debí llegar hacía media hora, esos son los percances cuando a uno le toca el turno nocturno, a veces el tiempo con luz solar no es suficiente, y más cuando nos empezamos a acercar al invierno, he oído numerosas quejas del “cambio de horario”, pero cuando te riges por la luz solar, eso es lo de menos.
He vuelto a dejar las puertas abiertas, no había forma en que no se dieran cuenta, la verdad, estaba muy alegre, tuve un rato agradable durante la noche, en el patio del edificio vecino hubo una fiesta que se alargó hasta altas horas de la madrugada, tuve la intención de ir a asomarme, deberían agradecerme que permanecí en mi sitio, no importa el estado en que haya dejado las puertas.
He vuelto a estornudar fuertemente, lo que hizo que varios de los inquilinos del edificio se despertaran, no era mi intención, me he percatado que me estoy volviendo alérgico a los gatos, tres de los vecinos tienen uno, ¿qué podré hacer al respecto? Nunca antes me habían molestado los felinos, ¿estaré haciéndome viejo?
He vuelto a escuchar las conversaciones provenientes del segundo piso, tuvieron junta, pensaron que yo no estaba, hablaban en susurros, hablaban sobre una mujer que les recomendaron para el problema del edificio, no sé de qué problema hablan, tal vez deba revisar a profundidad cada aspecto, si lo hago probablemente me entere de todo el chisme.
He vuelto a tirar la maceta del corredor, como es relativamente nueva, a veces olvido dónde está, y cuando camino sin fijarme bien, tropiezo con esos elementos, debo recordar que cada que entra un inquilino nuevo cambia algo en el edificio. Aunque me cueste seguir el mismo ritmo.
He vuelto a ver a la mujer recomendada, escuché que ya ha estado varias veces en el inmueble, claro que es imposible que yo hubiera visto antes, pues mi horario nocturno no es tan atractivo para los que ofrecen servicios, ellos por lo general prefieren los típicos horarios de oficina. Es una lástima, la mujer es hermosa, verla más seguido sería agradable.
He vuelto a escuchar las conversaciones, ahora de los ocupantes del quinto y sexto piso, parecían alterados, se habían reunido, por enésima vez en el departamento 54, el olor a vainilla proveniente de las velas los delata, no he querido entrar, pero supe que habían hecho hacía dos tardes una “sesión espiritista” que la mujer del 58 es “médium”, y recomendó que la sesión fuera a la media noche, no los quise interrumpir, parece que aquello les era muy importante.
He vuelto a entrar al sótano y traté de encender las calderas viejas sin mucho éxito, ¿quién dijo que el aire acondicionado era mejor que la fiable caldera, no obstante, por la conmoción que causó el hecho, me demuestran que todos los habitantes del lugar no piensan como yo. Lo tomaré en cuenta para el futuro.
He vuelto a ver a la mujer, venía acompañada por un sacerdote, ambos se veían muy asustados, llevaban un montón de crucifijos y rezaban en latín, recuerdo que antes todos los curas hablaban en latín, ahora sólo lo escucho de vez en cuando. No me interpuse en su camino, parecía que era importante lo que estaban haciendo.
He vuelto a ser visto por una de las cámaras de vigilancia, los vecinos están más molestos y alterados que nunca, incluso llamaron a la estación de noticias, algunos subieron el video a YouTube, ya lleva cien mil vistas y el número sigue aumentando, ¿no le veo la gracia al asunto?
He vuelto a ser regañado por el espíritu del turno matutino, me ha dicho que tendré que tomar de nuevo ese turno, que he sido muy descuidado, que no sirve de nada que esté en el turno nocturno, si al final iba a dejar que todos supieran de mi existencia. Odio cómo me habla de esa forma tan displicente.
He vuelto al turno matutino, después del video, me tienen prohibido andar cerca de las cámaras de vigilancia, prefiero quedarme en la vieja buhardilla, allí nadie entra, así que no corro peligro alguno, aunque extraño el turno nocturno y la libertad que da el andar por todo el edificio, mis compañeros ya me amenazaron, que sería la última vez, que si para la siguiente mandan llamar a los “exterminadores de fantasmas” no me volverán a invitar a pasar una temporada con ellos. Estoy ofendido, ya nadie respeta a los espectros antiguos.