Descansa

Descansa

Por Maggo Rodríguez.

Sentía sed, ésa que da junto a la resaca de domingo por la mañana. Trabajó mucho la noche anterior, sentía la dolencia en el pecho tan característica de un esfuerzo sobrehumano por sosegar una lucha angustiante.

“Es un cuarto caótico” piensa, mientras mira en sus uñas ese enterrado color carmesí ennegrecido. Levanta la vista hasta el pasillo, la habitación ahora está manchada de dolor.

No pudo saciar sus ganas con sólo ver los perlados dientes de su amada convertidos en rubíes. No. Tuvo que golpear más para que su alma encontrara un poco de paz, ésa que sólo se consigue con el sometimiento de otra.

Ha bebido el último trago de la ginebra tan costosa que ella le regaló la pasada navidad. Ha tomado algunas de sus cosas y ha decidido solamente dejar atrás el ensombrecido lugar.

—No te vayas —escuchó un dulce susurro.

—Querida, nunca me vi como un hombre de luto. Descansa, te veré más tarde.