¿Por qué los Perros son el Mejor Amigo del Hombre?

Por José de Lómvar

“El perro es el mejor amigo del hombre” es una frase cargada tanto de historia como de prehistoria. En pocas palabras, cuenta el proceso de coevolución humano-perro que inició con la competencia por alimentos, y que continuó a través de la edificación y el colapso de las culturas que prepararon los cimientos de la sociedad moderna. Pero, ¿por qué un “buen perro” es el mejor amigo del hombre? Y ¿qué características debe tener este para que sea considerado como “bueno”?

¿Qué es un “buen perro”?

Desde bolitas domésticas, peludas y neuróticas que brincan de arriba-abajo y rebotan contra las paredes, hasta cazadores inteligentes y altamente entrenados que pueden entender las órdenes y organizarse para la caza; los perros facilitaron la adaptación del ser humano a su entorno natural, y hoy en día, continúan haciendo nuestra vida más tolerable, tanto en ambientes rurales como urbanos. Esta relación simbiótica y mutuamente benéfica ha inspirado historias como la de Lassie, de la novela “Lassie Come Home”, de Eric Knight, y Huan de los Valar de “El Silmarillion”, de J. R. R. Tolkien.

Aunque la especie humana ha domesticado a varias especies para hacer tareas domésticas, e incluso existen lazos amistosos con varias de ellas, sólo uno ostenta el título de “el mejor amigo del hombre”. Además de la utilidad, la lealtad y el compañerismo que ofrecen, ¿qué otros rasgos hacen que los perros sean considerados como un buen compañero? En esta escala, ¿se pueden considerar a todos como iguales?

La respuesta es no.

En un estudio doctoral en la Universidad de Texas en Austin presentado en 2008, Amanda Jones desarrolló un cuestionario para clasificar el comportamiento de los perros en los siguientes cinco rasgos: miedo, agresión hacia las personas, excitabilidad y respuesta ante estímulos de su entorno, la capacidad de respuesta al entrenamiento, y agresión hacia otros animales. En este estudio, Jones señala que los perros obtuvieron puntuaciones diferentes, dependiendo de factores como la raza y los antecedentes individuales (la historia que carga cada perro).

Con base en este cuestionario, William Chopik y Jonathan Weaver, del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Michigan, realizaron un estudio en el 2019 en el que entrevistaron 1,681 estudiantes respecto a la forma de relacionarse con sus perros. Para ello, hicieron un análisis de correlación entre los canes y sus dueños para ver qué tanta relación existe entre los cinco rasgos de personalidad canina y los cinco rasgos de personalidad humana.

Es así que, William Chopik y Jonathan Weaver apuntan a que el grado de apertura a experiencias nuevas de los dueños, así como la extraversión, la afabilidad/descortesía, la susceptibilidad o no a los sentimientos negativos, así como el nivel de escrupulosidad de los dueños pueden determinar el tipo de perro que eligen a la hora de adoptar.

Entonces, qué puede ser considerado como un buen perro también depende de la personalidad de los dueños.

¿Por qué los perros son el “mejor amigo del hombre”?

A pesar de los descubrimientos de la ciencia, cuesta trabajo imaginar como se fue formando esta compatibilidad entre los ancestros del perro con los humanas.

Los perros podrán ser hoy el mejor amigo del hombre, pero no siempre fue así. Originalmente, hubo una rivalidad entre los lobos grises ​​y los humanos. Esta situación ocurrió porque competíamos por recursos, como comida y territorio. Aunque los detalles de estas primeras sinergias no están claros, fue clave para el desarrollo de la simbiosis mutuamente beneficiosa de hoy.

Otra incógnita que parece incomodar a los expertos es, por qué esta simbiosis no se repitió. Hasta el momento, las investigaciones fundamentan que, en la prehistoria, al no existir interacciones similares tan cercanas con otras especies, como los primates o los felinos, la simbiosis humano-lobo gris, y ahora, humano-perro no pudo repetirse.

El resultado de la simbiosis entre humanos y lobos grises fue la selección de individuos por parte de los homínidos que coincidían con los rasgos de comportamiento que mejor se adaptaban a sus necesidades de supervivencia. Los acontecimientos que siguieron fueron cambios fisonómicos y de conducta en los lobos grises tras generaciones de un proceso de selección por parte de los humanos.

Después de miles de años de presión selectiva, la descendencia de los lobos dio a luz al ahora fiel amigo que actualmente orina en las esquinas de los edificios y que mueve la cola cada vez que percibe que su dueño está cerca después de estar separados durante el día. Sin embargo, cabe preguntar, ¿qué habría pasado si esta simbiosis nunca hubiera tenido lugar?

Citas bibliográficas

[1] Jones, A. C. (2008). Development and validation of a dog personality questionnaire. https://repositories.lib.utexas.edu/items/4530e276-df3f-423f-9dad-e34f40cd7381

[2] Chopik W.J. & Weaver J.R. (2019). Old dog, new tricks: Age differences in dog personality traits, associations with human personality traits, and links to important outcomes. Journal of Research in Personality. 79(2009): 94–108.

https://doi.org/10.1016/j.jrp.2019.01.005

[3] Marshall-Pescini, S., & Kaminski, J. (2014). The social dog: History and evolution. In The Social Dog (pp. 3–33). Academic Press.

https://researchportal.port.ac.uk/en/publications/the-social-dog-history-and-evolution

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