La vi dormir

Por Missael Mireles

Ella despertó. Noté su mirada cansada, mas no emitió exclamación alguna, ni ningún sobresalto escapó de su cuerpo. Recordé aquellos tiempos que pasamos juntos; las noches en que observábamos la Luna en el jardín, su mano en mi mejilla, y yo recostado en su pecho. Lucía tranquila, serena, deseosa de proseguir con su sueño, y volvió a cerrar los ojos, sin notar mi presencia. Eso me dio alivio, pues nadie teme a lo que no puede ver. Nadie teme a los muertos.