
Por Alejandra Maraveles
A veces nos preguntan, ¿qué se siente presentar en la FIL? ¿Qué podemos decir? Al ser un colectivo significa cosas distintas para cada uno. Y aunque discrepemos en lo que representa para cada miembro, en algo podemos estar de acuerdo… para todos es el evento del año. Al menos de nuestro año literario. Es el evento para el que trabajamos desde los primeros días de enero.
¿De qué tema se escribirá? ¿Cuántos cuentos? ¿Cuántos autores? Así comienza la travesía que se ve acompañada por diferentes retos, los cuales se van sorteando uno a uno. Siempre con la mira puesta en la presentación de FIL.
Minutos de decisión, horas de escritura, días de correcciones, tardes de talleres y periodos en los que la amistad entre los miembros del colectivo se va afianzando. El proceso es cansado, es estresante, es de aquello a lo que va a acompañada la creatividad… es eso que muchas veces callamos los escritores. Deseamos que la gente siga pensando en la escritura romántica de las películas hollywoodenses, el escritor frente a su máquina de escribir, con una bebida a un lado, a altas horas de la noche.
Una vez que termina esa fase, el siguiente paso es la editorial, conseguir quién te haga una portada, elegir el diseño ideal… las votaciones de personalidades distintas que desean cosas diferentes. Tiempos de espera, revisiones, empaquetado… Hasta que culmina en un libro impreso.
En el caso de Literoblastos, saber que contamos con un presentador de lujo que nos ha acompañado desde el primer libro, es un alivio. Sus consejos y críticas amables, son esperadas con ansías. El Mtro. Samuel Gómez Luna, quien ya es parte del colectivo, no puede haber una presentación del colectivo en FIL sin que él la dirija.
Con todos los elementos sobre la mesa y las invitaciones enviadas, sentimos que estamos listos para FIL. Escoger la ropa que llevaremos, preparar las lecturas que se harán, planear tiempos y trasladarse hasta el recinto. Es allí donde comienza la emoción, ¿cuál?… me temo decir que todas al mismo tiempo: la premura por llegar a tiempo; la ansiedad que carcome las entrañas, esperando que cada detalle salga bien; la alegría de ver a los invitados reunirse junto al salón; la presión por querer una lectura perfecta, donde no falten las palabras adecuadas y no se olviden de los agradecimientos; el miedo escénico al ver al público reunido en el salón; el entusiasmo por las porras; y la nostalgia por quienes ya no están y no pueden acompañarte.
Las emociones desbordadas, forman parte del evento del año para Literoblastos. Lo que sucedió durante los doce meses previos al día de la presentación, queda materializado en un momento, ése que se inmortaliza en fotos, en grabaciones, en los recuerdos que nos impulsan a seguir en este camino. Contar con Pao Córdoba para sus imágenes con alma y Aída Rodríguez con sus grabaciones, nos ayuda a guardar por más tiempo estas sensaciones.
FIL es nuestro evento anual, es nuestro momento de complacencia por un libro más, y por haber subido un peldaño en la alta escalera a la que pertenece nuestra carrera como escritores. Esto es lo que se siente presentar en FIL.

